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01

Pedro Zulen

Poeta, filósofo y bibliotecario

Lima, 1889-1925

Pedro Zulen
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INTRODUCCIÓN

Sobre el autor

Pedro Zulen

Biodata   / Pedro Zulen

 

Pedro Zulen Aymar (Lima, 1889-1925) Hijo del inmigrante chino Pedro Francisco Zulen (Guì Tíng Sū, 贵廷蘇) y la limeña de origen iqueño Petronila Aymar. Nació en Lima el 12 de octubre de 1889. Realizó estudios de filosofía en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es considerado uno de los principales defensores de los derechos de los indígenas del siglo XX. Publicó numerosos  artículos y cartas sobre la situación de las poblaciones indígenas en diarios como El Comercio, La Prensa, El Volcán y La Crónica. En 1909, se convirtió en uno de los fundadores de la Asociación Pro Indígena, donde asumió el cargo de secretario general, y colaboró con sus escritos en la revista El Deber Pro-Indígena. Defendió el ideal de la descentralización administrativa de las regiones a través del semanario Autonomía, el cual dirigió en 1915. Su estancia en Estados Unidos para cursar el posgrado en filosofía en la prestigiosa Universidad de Harvard, le permitió conocer las modernas técnicas bibliotecarias. A su regreso al Perú, asumió la dirección de la biblioteca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1923. Durante su gestión se publicaron los primeros 15 números del Boletín Bibliográfico, que tuvieron gran acogida en la comunidad académica nacional. Se considera que ha sido pionero en el desarrollo y modernización de la bibliotecología peruana. Actualmente, la biblioteca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos lleva su nombre. Su actividad literaria estuvo marcadamente influenciada por el modernismo y se vio reflejada en poemas publicados en revistas peruanas como Balnearios, El verbo estudiantil y Studium, y la publicación póstuma del poemario El olmo incierto de la nevada. Falleció a los 35 años de edad, el 27 de enero de 1925, tras una constante lucha contra la tuberculosis.

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Poemas & fragmentos
de escritos


01

Poema El 4 de bastos

Escuchar

Aparezca el augurio:

ya todo está oscuro,

y en el cuatro inseguro

se vierta tiesura— 

conjetura

negra y cabritilla

fueron siempre la semilla

de un blanco

despertar. 

¡Arre palomilla,

tiniebla es el cuarto, 

hay que alumbrar!

 

Dando botes

y rebotes,

por la chimenea cayeron

cuatro cuerpos cabezones

largos y deformes,

con sus cueros

desteñidos; 

y la luz ceniza irradia

de sus ojos y oídos.

Ya no saltan,

solo danzan

allí cerca del rincón,

y parecen una hueca

pesadez.

 

¡Cómo mueven sus cabezas

y al son

de un fémur que golpea unas costillas,

música osamenta;

y se hinchan

y se esfuman

unos bultos de su tez;

por momentos acurrucan

y se ponen de cuclillas

retorciendo las venillas

en un vértigo de lúgubres.

 

Po—pop! po—pop!

saltaron los descosidos

por la habitación.

Po—pop! po—pop!

a mi cabeza vinieron

en agresión.

Haciendo un rito

alcé las manos.

Cual fuelles un respiro

dieron

espantados;

y bote a bote,

por la chimenea se fueron.

¿Quemaron?……

¡Que me aturde el olor! .

¡Oh, vaivén!

¡Sigue el vahaje, agrava el calor,

y llamas y luces los ojos no ven!

 

Del poemario El olmo incierto de la nevada


02

Poema Dijeron tu nombre las aves

Escuchar

Dijeron tu nombre las aves trinando,

volando,

y la fuente que rimaba en silencio quedóse 

(pensativa; 

se conmovió la brisa, 

asomó la nube furtiva,

y el olmo que miraba sonriente

meció sus ramas tiernamente; 

sólo un clavel curioso,

por saber lo que pasaba dejó caer lloroso

la gota de rocío que guardaba. 

 

Del poemario El olmo incierto de la nevada

 


03

Poema La primera vez que lloró la luna

Escuchar

En el lecho de una plegaria

quedóse dormido

un rayo de plata.

De sueño vencido,

cansado del viaje

no oía la voz de su madre

la Luna.

 

Y el pobre dormía, dormía.

La Luna llorando

lo llama, lo busca.

¿Adónde estará?

¿Qué suerte le aguarda?

La aurora no apiada,

la noche no sabe de ayuda,

¡jamás le vería!

Y lloraba, lloraba.

 

Al fin entre sombras

hallólo escondido:

lo había cubierto la nube

para darle abrigo.

Dormía, dormía, 

y al verlo dormido,

sonriendo llorosa

la Luna amorosa

dijo a la nube:

cubridlo de nuevo—

tranquila me vuelvo,

ya viene la aurora.

 

Del poemario El olmo incierto de la nevada

 


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Publicaciones

Publicaciones

Vahído. Polirritmo

Poema

Cierta tarde que miraba el firma-(mento / una sonoridad lejana percibí: / la brumosa vaguedad de los augu-(rios sacudióme, / la emoción se hizo para mí. / Y solos fugaces, mis labios rima-(ren; / una onda irrespetuosa me violó; / luces frías alumbraron en mi rostro; / la coherencia de las cosas se esfu,(mó......

Los Balnearios: Chorrillos, Barranco y Miraflores, año I (Semanario) 1911

Ver libro Vahído. Polirritmo

En el vallezuelo

Poema

En el vallezuelo del espeso bosque, / sobre un tronco de árbol, descansando está; / es el forastero, el divino anciano, / con la cana estoica de su gravedad. / La laguna mira ; sus ritmos sus ondas ; la música escucha que danzando van. / Se halla contemplando, viendo el panorama / que las aguas castas reluciendo están. / Yo que no he salido de los matorrales, / de los despoblados de mi juventud; / yo que tengo afanes ¡cuanto bebería! / de esa dulce fuente de la senectud. / Yo que me vislumbro tristezas, venturas; / yo que necesito saber donde voy, / con ese lóngevo yo estuve una tarde: / él me dijo todo, todo lo que soy. / Él me ha aconsejado seguir por la senda, seguir el camino del amplio ideal, / aunque el rostro surca de magullaciones vivir esa vida que se llama irreal. / Cuando por las tardes yo siempre recuerdo / los ratos supremos que con él pasé; / cuando me parece que el anciano vuelve / y repite el verbo que yo le escuché. / ¡Qué de pensamientos! arrullan á alma, / sus sanos consejos que yo recibí, / en mi bosquezuelo, silencioso y bello, / que yo habito sólo, sólo siempre allí.

Los Balnearios: Chorrillo, Barranco y Miraflores, año I, núm. 34 (Semanario) 1911

Obsesiones

Poema

He mirado unos ojos en el tren / que tienen un brillor de soñación / y cuando me paseo en el andén / los busco en el confín de la estación. / Ojos en que me miro con ardor; / ojos que me contemplan con afán, / ojos que me traslucen el amor / y sueñan un galón........ / Miradas que se encuentran sin querer: / raros ojos que vuelven donde estoy, / ojos que me persiguen donde voy, / ojos que siempre desearía ver. / Y qué corto paréceme viajar cuando veo estos ojos en el tren; / cuando no los encuentro en el andén los quisiera esperar.

Los Balnearios: Chorrillos, Barranco y Miraflores (Semanario) 1912

Ocaso

Poema

En el fondo del espacio los tapices / se presentan en un lienzo singular, / y el cielo se colora de matices / tan variados que invitan á pensar. / Un artista invisible—muy calmado / que parece—que comienza á matizar, / apantalla con el bruno naranjado / recubriendo tan altiva tez solar. / Los vaivenes del techado vespertino / me trascriben celestiales simbolismos, / y la noche se avecina sin albor. Los relieves borronéanse de angustia, / bambolea al horizonte la penumbra / y se agita muy beodo el resplandor.

Los Balnearios: Chorrillos, Barranco y Miraflores, año VII, núm. 363 (Semanario) 1918

Ver libro Ocaso

Soñaba

Poema

Soñé que me hallaba contigo / y que oprimías tu rostro en el mío. / Febriles tenías las manos, / pero tus ojos estaban divinos. / Me diste los labios eternos, / como los días ilusos y tiernos / allá en la plácida selva / cuando la vida volaba de ensueño. / Aquellos instantes furtivos / que revivieron amores perdidos, / un algo sutil nos unía. / Idealidad de las almas henchidas, / fervor de supremo latido............ / Pero soñaba, estaba dormido............

Los Balnearios: Chorrillos, Barranco y Miraflores, año VII, núm. 363 (Semanario) 1918

Ver libro Soñaba

Gladys

Poema

¿Quién doró sus cabellos? / —Me soñó la nube una mañana de sol. / —¿ Quién puso misterio en tu y mirada? / —Un: rayo de An se extravió en mi sér, / —¿Quién. humedeció tus labios de rocío? / Estuve durmiendo bajo una flor. / —¿ Es tu sonrisa el eco de una aurora? / Una nostalgia de la Eternidad.

Studium, tomo IV, año II, núm. 11 (Revista) 1921

El olmo incierto de la nevada

Poemario

En El olmo incierto de la nevada encontramos el lado más íntimo del poeta. Las frecuentes exclamaciones, las falacias patéticas, sus referencias a los cementerios y el tono exaltado general de la colección le dan tintes románticos. En esa misma línea, la solidaridad de Zulen con las naciones y grupos oprimidos se expresa en el cuarto texto de la colección, donde elogia la orgullosa y rebelde lucha del pueblo irlandés contra el imperialismo inglés. Los poemas restantes son autorreflexivos o describen paisajes románticos con numerosas exclamaciones. (Adaptado de la crítica de Ignacio López-Calvo. Hojas sobre las raíces, 2022)

Ver libro El olmo incierto de la nevada

Comentario
literario


Fundador junto con Augusto Kuan Veng de la literatura tusán en el Perú, se conoce sobre todo a Pedro Zulen (Pedro Salvino Zulen Aymar, 1889-1925) por sus textos filosóficos y activistas a favor del indigenismo y contra el centralismo político en su Perú nativo. No obstante, también se publicó póstumamente el libro El olmo incierto de la nevada (1930), que incluye prosa, poesía y prosa poética. Allí, coincidiendo con la obra de Kuan Veng, se perciben influencias del romanticismo europeo y del modernismo latinoamericano en las frecuentes exclamaciones, patéticas falacias, referencias a los cementerios y el tono exaltado general. A pesar de ser de padre chino, el único guiño a lo asiático en su obra es el haber introducido el haiku en Perú. Por lo demás, su obra poética coincide en ocasiones con sus intereses políticos en poemas como “Polirritmo. (Rima libre)”, en donde denuncia la opresión del indígena peruano, o “A Irlanda”, donde se solidariza con la lucha anticolonial del pueblo irlandés. Otros, como “Pampsiquismo”, reflejan su admiración por la filosofía idealista al dar prevalencia a lo inmaterial sobre lo material, con lo que rechaza el positivismo mecanicista y propone que la experiencia se basa en la actividad mental.


Por: Ignacio López-Calvo